sábado, 8 de octubre de 2011

Felicidad de xilófono

.



En ocasiones, esa explosiva y sincera felicidad de cuando éramos pequeños, se esconde en pequeños gestos que, todavía de mayores, reproducimos entre divertidos y traviesos.
Yo hoy, por ejemplo,  he corrido como loca, chillando para que no me pillasen. El otro día, abrí el baúl de ropa de mi muñeca preferida, y la vestí para que estuviese guapa. Otro día también, le pedí a mi madre que me comprara gusanitos en el kiosko...y me los comí como si fueran el manjar más distinguido del mundo.
Son pequeños micromomentos de cándida felicidad, que conviene saborear mucho , mucho porque es cierto eso de que todos llevamos un niño dentro, y hay que dejar que aflore de vez en cuando!




.