martes, 26 de octubre de 2010

Ella.












Es la hembra.

Es la señora.

Es la joven que pasea descalza por la playa,

y come chocolate.

Es el carácter.


Además, es mi hermana.


Cuando miro directamente a sus ojos – esto es algo con lo que ella se divierte y provoca – veo todas nuestras pillerías de niñas, las conversaciones de mayores, los bailes desenfrenados y las dulces batallas de pluma y espada.

La chica de las carrera y el cigarrillo se mueve – y cómo se mueve- al ritmo de británicos con clase, pero no olvida su arraigo rockero.

Sus ojos vidriados se recrean con los colores de Klimt, se vuelven luna con las risas de Woody, y profundos con Eva al desnudo.


Es arte y cultura y en ella misma una declaración de intenciones.

Ni carácter, ni siquiera todos sus sinónimos , alcanzan ni llegan al talón de sus botas grises.

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