domingo, 8 de abril de 2012

Ventanas






Tenía mil y una razones para sonreír:


Los primeros rayos de sol entrando por su ventana, el sonido que hace la página de un libro al pasar, lo bien que se sentía arropada bajo su manta con estampado de vaca, todos los recuerdos condensados en objetos por toda su habitación, una mirada cómplice de su madre al asomarse a la puerta...


Y sonreía.


Pero tenía tantos pensamientos revoloteando dentro de su cabeza, tantas palabras, sentimientos, imágenes, hablando tan, tan alto...que ya apenas podía oírse lo que ella decía.


En realidad, tampoco era necesario que pronunciase una palabra, sus ojos eran dos ventanas. Y si alguien se atreviese a detenerse a mirar, podría leer la tormenta que allí acontecía.

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